Melamil®
Complemento alimenticio a base de melatonina al 99% que ayuda a conciliar el sueño
Los días más cortos y las temperaturas más frías pueden suponer un reto a la hora de mantener la rutina de sueño con los más pequeños. Queremos ofrecerte una serie de consejos y estrategias para que podáis mantener un buen descanso durante la temporada invernal.
La constancia es clave para establecer patrones de sueño saludables tanto en los niños como en los adolescentes y adultos. Ya sabemos que los horarios regulares de sueño contribuyen a la estabilidad del reloj biológico, facilitando la conciliación del sueño y mejorando la calidad del descanso.
Establecer una rutina en la que tu peque puede predecir lo siguiente que va a ocurrir, antes de ir a dormir, ayuda a su cuerpo a relajarse y a señalar que es el momento de prepararse para descansar.
La luz azul emitida por los dispositivos electrónicos, incluso los televisores o muchas luces LED puede interferir con la producción natural de melatonina.
Utiliza luces nocturnas de tonalidades cálidas y evita el uso de pantallas electrónicas antes de acostar a tu peque.
Durante el invierno, cuando la exposición al sol puede ser limitada, asegúrate de mantener los niveles de Vitamina D de tu peque, ya sea con suplementación o aumentando la ingesta de alimentos ricos en Vitamina D.
Mantener niveles adecuados de esta vitamina está también asociado a la regulación del sueño y la calidad del descanso.
Una rutina relajante antes de acostarse puede ser especialmente positiva en invierno. Actividades como la lectura de cuentos, un baño tibio o la práctica de técnicas de relajación junto a tu bebé en la cama, pueden ayudar a una transición más suave hacia el sueño.
Por ejemplo, puedes probar una técnica de respiración en la que inhales, retengas y exhales lentamente en la cama, o jugar con tu peque a que es un globo, tiene que llenarse de aire completamente y luego soltarlo lentamente.
También puede ayudar un suave masaje en la espalda.
Un snack antes de acostarse puede ser beneficioso, pero evita comidas pesadas antes de dormir. Algunos alimentos pueden ayudar a conciliar el sueño en los niños, como el plátano o la avena, fuentes de triptófano, la leche tibia, la manzanilla o las nueces.
Fomenta actividades al aire libre, aunque las horas de sol sean limitadas. Con el abrigo y los complementos correctos incluso los días más fríos pueden ser divertidos.
La luz natural ayuda a sincronizar el reloj circadiano, lo que puede ser especialmente beneficioso para los niños. La exposición al sol, aunque limitada, puede tener un impacto positivo en la calidad del sueño al anochecer.
La temperatura de la estancia donde duerma tu pequeño tiene un gran impacto en la calidad del sueño. Mantener la habitación entre 18 y 21 grados es lo más óptimo para facilitar la conciliación y el mantenimiento del sueño.
Aprovecha para ventilar en las horas centrales del día dónde también entrará el calor y revisa el aislamiento de las ventanas. Las alfombras o moquetas también pueden favorecer que retengamos el calor en una estancia.
Encuentra el equilibrio sin abrigar en exceso a tu peque, ya que dormirse con sudor puede provocar el efecto contrario y hacer que se enfríe en su cuerpo, dándole un mal descanso. Usa mantas adicionales para que pueda taparse y destaparse con facilidad o regula el termostato para que mantenga la temperatura.