El reloj mágico de Carlitos

Carlitos era un niño curioso y siempre soñaba con vivir grandes aventuras. Un día, mientras ayudaba a su abuelo a limpiar el desván, encontró una vieja caja polvorienta. Dentro había un reloj de bolsillo dorado con grabados intrincados.

Carlitos era un niño curioso y siempre soñaba con vivir grandes aventuras. Un día, mientras ayudaba a su abuelo a limpiar el desván, encontró una vieja caja polvorienta. Dentro había un reloj de bolsillo dorado con grabados intrincados.

"¿Puedo quedármelo, abuelo?", preguntó.

Su abuelo sonrió. "Ese reloj tiene un misterio. Dicen que puede detener el tiempo, pero sólo si sabes cómo usarlo."

Carlitos, intrigado, se guardó el reloj. Esa noche, mientras lo examinaba, vio algo extraño: las agujas no se movían y la esfera brillaba tenuemente. Entonces, en voz baja, dijo: "Ojalá pudiera detener el tiempo."

Al instante, el reloj vibró en su mano, y el mundo a su alrededor quedó en silencio. Los pájaros dejaron de volar, el viento se detuvo, y su perro, Max, quedó congelado en medio de un salto. Asombrado, Carlitos probó girar una pequeña ruedecilla en el lateral del reloj, y el tiempo volvió a correr. Pasó horas jugando con su descubrimiento, deteniendo y reiniciando el tiempo. Sin embargo, al día siguiente, decidió probarlo fuera de casa.

En la escuela, Carlitos notó a su amiga Sofía preocupada. Había olvidado su tarea y temía que la regañaran. Carlitos, decidido a ayudarla, esperó a que el profesor estuviera distraído, detuvo el tiempo y sacó el cuaderno de Sofía de su mochila para copiar la tarea que él mismo había hecho. Cuando el reloj volvió a activarse, Sofía se sorprendió al encontrar la hoja completa.

"Gracias, Carlitos", dijo, aunque no entendía cómo había sucedido.

Pero no todo era diversión. Carlitos pronto descubrió que el reloj tenía un límite: cada vez que lo usaba, se sentía más cansado, como si algo dentro de él estuviera perdiendo fuerza.

Unos días después, una tormenta repentina amenazó con arruinar la feria del pueblo. La gente corría, buscando refugio, pero Carlitos tuvo una idea. Usó el reloj para detener la lluvia y dio tiempo a todos para ponerse a salvo. Al reactivar el tiempo, la tormenta cayó, pero nadie resultó herido. Sin embargo, el reloj comenzó a agrietarse, y antes de romperse, Carlitos escuchó una voz: "Usaste el poder con sabiduría. El reloj cumplió su propósito."

Desde entonces, Carlitos aprendió que no necesitaba magia para hacer el bien. Sólo hacía falta un poco de valor y un gran corazón.

Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. ⏳✨

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