El jardín de la princesa dormilona

Descubre la historia de Lila, una flor que no quería dormir, y cómo una mariposa mágica le enseñó a soñar. Un cuento dulce para antes de dormir.

En un jardín secreto, entre amapolas y jazmines, vivía una pequeña flor llamada Lila. Tenía pétalos violetas que brillaban como una corona y hablaba con voz suave y dulce.

—¡Eres la princesa del jardín! —le decían las abejas y mariposas—. Todos los días traes alegría con tu perfume.

Pero había un problema: Lila no quería dormir por las noches.

—Las princesas no duermen, observan las estrellas y velan por su reino —decía mientras estiraba sus pétalos en dirección a la luna.

Una noche, llegó al jardín una mariposa blanca con polvo de estrellas en las alas. Se llamaba Dalia y susurró:

—Querida princesa, hasta los castillos más mágicos descansan cuando cae la noche. Dormir te ayudará a soñar con nuevos reinos para florecer.

—¿Y si pierdo mi corona mientras duermo? —preguntó Lila preocupada.

—Entonces soñarás con una aún más brillante —sonrió Dalia, posándose en uno de sus pétalos.

Esa noche, por primera vez, Lila cerró los ojos y se dejó mecer por el viento suave. Soñó con un palacio de pétalos, un trono hecho de hojas y un cielo que la aplaudía con luciérnagas.

Cuando despertó, el sol la acarició y sus pétalos resplandecieron más que nunca.

—¡He dormido como una verdadera princesa! —exclamó feliz.

Desde entonces, cada noche, Lila se despide de su jardín, cierra sus pétalos reales y sueña con coronas, cuentos y bailes bajo la luna.

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