El búho sabio y el misterio del bosque

En lo alto de un gran roble vivía un búho de ojos redondos y plumas suaves llamado Olmo. Todos en el bosque decían que Olmo era el más sabio, porque sabía escuchar el viento, entender las estrellas y contar cuentos que hacían dormir hasta al zorro más inquieto.

En lo alto de un gran roble vivía un búho de ojos redondos y plumas suaves llamado Olmo. Todos en el bosque decían que Olmo era el más sabio, porque sabía escuchar el viento, entender las estrellas y contar cuentos que hacían dormir hasta al zorro más inquieto.

Una noche de luna llena, algo extraño pasó: los animalitos del bosque dejaron de oír el canto de la rana, que cada noche hacía croac, croac junto al estanque.

¿Dónde está Rana? preguntó la ardilla. Sin su canto, no puedo dormir bien.

Olmo abrió sus grandes ojos y dijo con voz tranquila:

Vamos a buscarla, pero con pasos suaves y oídos atentos.

El búho voló en silencio por los árboles, mientras la ardilla, el erizo y un conejito curioso lo seguían despacito entre la hierba.

Escucharon un chap chap muy bajito... y allí, escondida entre las flores, estaba Rana. No podía cantar porque se le había metido una hojita en la boca al bostezar.

Olmo sopló suave con sus alas y la hojita voló.

¡Croac! dijo feliz la rana. ¡Gracias, amigos!

Todos aplaudieron bajito para no despertar a los grillos. Entonces Rana cantó su canción más dulce, el viento danzó entre las hojas y la luna sonrió.

Olmo miró a sus amigos y dijo:

A veces, los misterios se resuelven solo con escuchar.

Y así, cada noche, Olmo sigue cuidando el bosque con sus cuentos y su calma, mientras los demás se duermen uno a uno, bajo un cielo lleno de estrellas.

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