Melamil®
Complemento alimenticio a base de melatonina al 99% que ayuda a conciliar el sueño
Dormir bien es una de las claves para tu bienestar diario y aunque factores del día a día como el estrés, las pantallas o un ritmo de vida acelerado pueden dificultarlo, establecer una rutina para dormir puede marcar un antes y un después en tu descanso. En este artículo te contaremos cómo crearla paso a paso, tanto si eres adulto como si buscas mejorar el sueño de tu pequeño.
Tu cuerpo adora la regularidad y necesita tener rutinas. Por este motivo, irte a dormir y levantarte a la misma hora todos los días, incluso en fin de semana, ayuda a regular tu reloj biológico y facilita conciliar el sueño más rápido.
Tu cuerpo sigue ciclos internos de sueño y vigilia llamados ritmos circadianos. Un hábito que ayuda a mejorar la conciliación del sueño es la exposición a luz natural durante el día y reducirla por la noche. Esto ayuda a que el cerebro libere melatonina, la hormona del sueño, favoreciendo un sueño profundo y de mejor calidad.
Tanto si eres adulto como si estás cuidando de un bebé, contar con una rutina nocturna te ayudará a desconectar, relajar el cuerpo y enviarle al cerebro una señal clara a la hora de dormir. Sumar este tipo de hábitos en tu día a día favorecen un sueño más profundo, regular y reparador.
Un descanso adecuado influye en la memoria, el sistema inmunológico, el estado de ánimo y hasta en la regulación del apetito, además descansar bien te ayudará a pensar con claridad, tener más energía y mantenerte emocionalmente estable.
Dormir mal no solo provoca cansancio. A medio y largo plazo puede aumentar el riesgo de ansiedad, hipertensión, enfermedades metabólicas o incluso depresión.
Practicar unos minutos de respiración profunda o mindfulness antes de dormir puede ayudarte a reducir el estrés acumulado del día. Basta con inhalar, contar hasta cuatro, y exhalar lentamente.
Cambiar las pantallas por un libro, escuchar música instrumental o hacer estiramientos suaves envía al cerebro un mensaje claro: “es hora de dormir”.
Un baño relajante o una ducha templada antes de acostarte reduce la temperatura corporal y ayuda a crear un puente entre la actividad y el descanso.
El descanso infantil depende en gran medida de rutinas constantes y de un entorno adecuado. En casos concretos, puede ser útil el uso de complementos como Melamil, que aporta melatonina para favorecer el ciclo fisiológico de sueño-vigilia durante la etapa pediátrica, siempre en combinación con hábitos de descanso saludables y con la supervisión del pediatra.
No necesitas cambiar toda tu vida en una noche. Introduce un solo nuevo hábito cada semana (como dejar el móvil antes de dormir) y consolídalo.
El sueño no se mejora con soluciones milagrosas, sino con hábitos repetidos cada día. Cuanto más constante seas, más fácil será para tu cuerpo adaptarse.
Tu rutina no tiene que parecerse a la de nadie más. Hazla tuya, flexible y realista para tu día a día. Dormir bien también es una forma de autocuidado.
Los más pequeños también necesitan señales claras que les ayuden a diferenciar el día de la noche. Un baño tibio, un masaje suave, reducir las luces y poner música tranquila son pasos sencillos que les aportan seguridad y les preparan para dormir mejor. La repetición diaria es clave para que el bebé vaya entendiendo la rutina.
El sueño de una madre reciente suele verse interrumpido, pero crear rutinas en familia también puede ayudarte a encontrar tus propios espacios de descanso. Un entorno relajado antes de dormir no solo beneficia a tu bebé, sino que te permitirá reconectar contigo misma, sentirte más tranquila y ganar energía para cuidar.
Más allá de los horarios o las técnicas, lo que marca la diferencia es el ambiente: una habitación fresca, luces suaves, sonidos relajantes y mucho contacto piel con piel. Estos pequeños gestos ayudan tanto a tu bebé como a ti a reconocer que ha llegado la hora de descansar, favoreciendo noches más calmadas y reparadoras.
No hay una fórmula mágica, pero sí pasos que funcionan. Escucha a tu cuerpo, establece rutinas que te calmen, cuida el entorno del sueño y recuerda que descansar bien no solo mejora tus noches… también transforma tus días.