¿Es malo dormir con la luz encendida?

Seguro que alguna vez te ha pasado: estás intentando que tu peque se duerma y, para que se sienta más tranquilo, decides dejar una luz encendida. Es algo muy habitual, sobre todo cuando tienen miedo a la oscuridad o si necesitas levantarte varias veces por la noche. Pero, ¿te has preguntado si esa luz puede estar afectando su descanso?

Hoy hablamos de algo que parece inofensivo, pero que puede tener más impacto del que imaginamos: dormir con luz encendida. Y lo mejor, te damos soluciones, fáciles de aplicar y que de verdad funcionan.

¿Qué dice la ciencia sobre dormir con la luz encendida?

Melatonina: la clave del reloj biológico

Nuestro cuerpo tiene su propio “reloj” para regular cuándo dormir y cuándo despertar. Este reloj se llama ritmo circadiano y está directamente conectado con la luz. Cuando empieza a oscurecer, el cerebro libera melatonina, la hormona que nos prepara para dormir. 

Sin embargo, incluso una luz tenue, como la de una lámpara o la del pasillo, puede inhibir la producción de melatonina, dificultando el sueño y reduciendo su calidad. Según la National Sleep Foundation, la exposición a luz artificial durante la noche puede disminuir los niveles de melatonina, lo que hace más difícil conciliar el sueño.

Consecuencias de la luz nocturna

Puede parecer algo menor, pero la luz durante la noche tiene efectos reales y medibles sobre el descanso. Varios estudios han demostrado que incluso una iluminación suave puede hacer que el sueño sea más superficial, reducir el tiempo en fases profundas, esas tan importantes para recuperarse y provocar microdespertares sin que a veces seamos conscientes de ellos.

Además, la exposición nocturna a luz artificial relacionada con:

  • Cambios en el metabolismo y mayor riesgo de obesidad
  • Mayor dificultad para regular las emociones
  • Aumento del nivel de cortisol (la hormona del estrés)

¿Cómo les afecta la luz al dormir a los bebés y niños?

Etapas del sueño infantil

Los bebés y niños pequeños no tienen los mismos ciclos de sueño que los adultos. Sus fases de sueño profundo son más cortas, y pasan más tiempo en etapas ligeras y fácilmente interrumpibles. Eso significa que cualquier estímulo externo, por pequeño que sea, como un destello de luz, un ruido leve o una sombra en movimiento, puede despertarles o evitar que entren en una fase de descanso reparador.

Además, su sistema de producción de melatonina aún está en desarrollo, especialmente durante los primeros meses de vida. Si nosotros, como adultos, ya somos sensibles a la luz a la hora de dormir, imagina cómo puede afectarles a ellos.

Miedos nocturnos y luces de acompañamiento

A partir de los 2 o 3 años, es común que muchos niños empiecen a tener miedo a la oscuridad. Es una etapa normal del desarrollo emocional. Y es aquí donde muchas familias, con toda la buena intención, dejan una luz encendida por la noche.

Lo que muchas veces no se sabe es que esa pequeña luz puede estar impidiendo que el cerebro entre completamente en modo descanso. Por eso, el reto está en acompañar ese miedo sin alterar su sueño.

¿Y qué ocurre si esa interrupción se repite noche tras noche?

El problema es que los efectos de un mal descanso no se notan solo en el momento. Si tu hijo o hija no duerme bien de forma continuada, puede:

  • Estar más irritable o emocional durante el día
  • Tener más dificultades para concentrarse o aprender
  • Ser más propenso a enfermar, ya que el sistema inmune se fortalece durante el sueño
  • Sufrir alteraciones en su crecimiento, ya que la hormona del crecimiento se libera en las fases profundas del sueño

Como ves, no es solo una cuestión de que se despierte o tarde más en dormirse. El descanso es un pilar de su desarrollo. ¿Tú peque duerme las horas que necesita? Si no estás seguro, puedes echarle un vistazo a nuestro artículo sobre cuántas horas de sueño son suficientes según la edad y comprobar si su descanso está siendo realmente reparador.

Soluciones naturales para un descanso profundo y seguro

Rutinas relajantes que preparan el cuerpo para dormir

Los niños necesitan señales claras que les indiquen que el día se acaba. Una rutina constante antes de dormir no solo les tranquiliza, sino que activa la producción de melatonina de forma natural. ¿Qué puedes incluir?:

  • Un baño templado
  • Un masaje suave
  • Leer un cuento para dormir
  • Apagar luces fuertes y pantallas

Estos pequeños rituales ayudan a que su cuerpo y mente entren en modo descanso de forma progresiva.

Ambientar el dormitorio con el descanso en mente

El entorno también cuenta, ¡y mucho! Un dormitorio adecuado puede marcar la diferencia entre un sueño interrumpido y uno reparador. Toma nota:

  • Temperatura agradable (entre 18 °C y 21 °C)
  • Cortinas opacas para evitar luz externa
  • Nada de pantallas, ni cerca ni en modo “espera”
  • Silencio o sonidos suaves y constantes

La idea es crear un espacio que invite a relajarse, sin estímulos que mantengan al cerebro en alerta.

Cómo Melamil puede ayudarte

A veces, aunque todo esté bien preparado, el sueño se resiste. Y es normal: los niños pasan por fases, cambios, regresiones... ahí es cuando un pequeño refuerzo natural puede venir genial.

Melamil, es un complemento alimenticio a base de melatonina pura que ayuda a reducir el tiempo necesario para conciliar el sueño. Es suave, no genera dependencia y se adapta muy bien a las rutinas nocturnas.

  • Se administra en gotas (4 gotas = 1 mg de melatonina)
  • Puedes dárselo 30 minutos antes de acostarse
  • No sustituye los hábitos, sino que los potencia

Melamil puede ser ese empujoncito que necesita tu peque cuando le cuesta desconectar, sin alterar su descanso natural. Siempre, por supuesto, dentro de un enfoque respetuoso y a modo de acompañamiento.

Conclusión: descanso saludable, sin luz y con apoyo natural

Dormir con la luz encendida es más habitual de lo que pensamos, pero también puede ser más perjudicial de lo que imaginamos, sobre todo en bebés y niños. La luz afecta a la melatonina, altera el ritmo del sueño y puede tener consecuencias en el descanso, el desarrollo y el bienestar emocional.

A lo largo de este artículo hemos visto cómo crear un entorno más propicio para dormir: desde elegir bien el tipo de luz hasta establecer rutinas relajantes y cuidar el ambiente del dormitorio. Con pequeños cambios, puedes ayudar a tu peque, y a toda la familia, a dormir mejor, de forma más natural y con menos interrupciones.

 Porque un buen descanso no se improvisa: se construye cada noche.

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