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Sin duda, el embarazo trae toda clase de cambios a tu vida y a la de tu pareja. Pero, en cuanto llega el bebé, estos cambios dan un salto cuantitativo y cualitativo. Ahora que eres padre, tienes que acostumbrarte a toda clase de cosas: a dormir menos y a adquirir más responsabilidades, a multitud de pequeñas preocupaciones y a grandes retos. A menudo estarás agotado y exhausto. Pero, al tenerla en brazos y ver su carita, tienes claro que esta personita hace que todo merezca la pena.
Como pareja, probablemente os habéis hecho ya una idea de cómo queréis organizar el día a día con vuestro hijo. Pero de la teoría a la práctica hay un paso de gigante. Desde el momento en que vuestro bebé llega a casa, todas vuestras expectativas caen en saco roto. Muchos padres encuentran impactante que ahora otra persona sea la primera prioridad de su pareja. Y, puesto que los padres no pueden dar el pecho, naturalmente el bebé centra más su atención en la madre. Igual que vuestro hijo se está desarrollando, tú también tienes que crecer para hacerte a tu nuevo papel.
Está claro que el vínculo entre madre e hijo es algo muy especial. Pero, en principio, madres y padres por igual pueden interpretar las necesidades de su bebé. Ambos son capaces de saber si su pequeño llora por hambre, debido a la ansiedad por separación o porque simplemente han mojado el pañal. Y, si ambos se ocupan en igual medida del recién nacido, este establece también una profunda conexión con ambos. En resumen: desde el primer segundo, vuestro bebé estará buscando el calor y el afecto de su padre. Todo lo que tienes que hacer es sostener su manita y darle todo tu amor.
Las primeras 4 semanas tras el nacimiento de vuestro bebé se denominan puerperio. Se trata del periodo que necesita tu pareja para recuperarse del esfuerzo del parto. Durante esta fase, la caída repentina en los niveles hormonales provocan cambios en el cuerpo y en el estado de ánimo de tu pareja. Aproximadamente tres cuartas partes de las mujeres sufren la denominada “depresión post parto” durante este periodo. Ahora eres tú como padre quien tiene que estar a la altura. Tómate unos días libres, cuida de tu familia y abraza a tu pareja siempre que lo necesite. Mímala con todo tu cariño.
Cambiar pañales es un problema del pasado. Al fin y al cabo, estamos en la década del 2020. Y, sin embargo, se sigue oyendo hablar de padres que evaden esta responsabilidad paterna. ¿Por qué, si es una estupenda manera de nutrir el vínculo con tu hijo? Con algo de práctica, puede ser de lo más divertido. Solo tienes que confiar en tus habilidades como padre para que mamá y bebé queden de lo más contentos. Con estos pequeños consejos, cambiar pañales será un juego de niños: