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¿Puedo encender el aire si tengo un bebé en casa? ¿Y si se resfría? ¿Cómo sé si le está afectando? Si te haces estas preguntas, no estás solo. Es algo muy habitual, sobre todo cuando llega el calor y pasamos de los 30 grados sin darnos cuenta.
La buena noticia es que sí, puedes usar el aire acondicionado con tu bebé. No es peligroso, ni hay una edad mínima para encenderlo. Lo importante no es tanto el sí o el no, sino cómo lo haces. En este artículo te contamos de forma clara cómo usarlo de manera segura, tranquila y sin miedo.
Vamos a empezar por lo esencial: el aire acondicionado no tendría porque estar prohibido para bebés. De hecho, usado correctamente, es mucho mejor que tener al bebé sudando o desvelado por el calor. No causa resfriados por sí solo , ese es un mito muy común, pero sí puede generar molestias si se utiliza mal: temperaturas demasiado bajas, aire directo o falta de mantenimiento, por ejemplo.
Así que no te sientas culpable por querer que tu casa esté fresca. El confort térmico también forma parte del bienestar del bebé… y del tuyo.
Aquí es donde más dudas suelen surgir. No se trata de tener la casa fría, sino de que el ambiente sea agradable y estable. Durante el día, lo ideal es mantener la temperatura entre 21 y 24 grados. Y por la noche, entre 19 y 21 grados es suficiente.
Bajar el aire por debajo de los 22 grados puede parecer agradable para un adulto acalorado, pero para un bebé puede ser demasiado. Además, si vienes de estar en la calle a más de 35 grados, es mejor evitar un contraste tan brusco. Intenta que la diferencia entre el exterior y el interior no sea de más de 10-15 grados.
Una de las claves para usar el aire de forma segura es evitar que el chorro de aire le dé directamente. No importa si es un split, una consola o un aparato portátil: el flujo de aire nunca debe ir hacia la cuna o el moisés.
Si no puedes evitar que el aire esté en la misma estancia, intenta dirigirlo hacia el techo o una pared. Si estás en un salón y el aire va hacia la zona donde juega o duerme el bebé, puedes cubrirle ligeramente con una muselina fina para que no sienta la corriente, pero siempre prestando atención a que no se recaliente.
Ambos pueden ser seguros, siempre que no apunten directamente al bebé. El ventilador remueve el aire, pero no baja la temperatura. El aire acondicionado sí lo hace, y por eso suele ser más eficaz en zonas muy calurosas. Eso sí, reseca más el ambiente, por lo que puede ser útil usar un humidificador si notas el aire muy seco.
Lo que realmente importa no es tanto el aparato, sino cómo lo uses. Un aire bien regulado, con filtros limpios y sin corrientes, es completamente compatible con el descanso de tu bebé.
Es normal que te preocupe no saber si tu bebé está cómodo. Algunos signos que pueden indicar que no está del todo bien son la nariz congestionada, estornudos repetidos o una tos leve.
En ese caso, revisa si la temperatura está demasiado baja o si el aire le da de forma directa. A veces basta con subir un par de grados o reorientar el aparato para notar la diferencia.
Recuerda que cada bebé es diferente. Si tienes dudas sobre el uso del aire acondicionado o notas que tu bebé sigue incómodo, consulta siempre con tu pediatra para recibir orientación personalizada
Una duda muy habitual: ¿dejo el aire puesto mientras duerme? Lo ideal es enfriar la habitación antes de acostarle, y después apagar el aire o usar un temporizador para que se apague una vez el ambiente esté estable. Si tienes que dejarlo encendido, asegúrate de que no baja de los 19 grados y que no apunta directamente a su cuna.
A la hora de vestirle, menos es más. Un body de algodón fino es suficiente en la mayoría de los casos. Si lo notas algo fresco, puedes cubrirle con una mantita ligera, pero evitando sobreabrigarlo.
Además, si con el calor cuesta que se relaje o concilie el sueño, quizá te interese este artículo sobre cómo ayudar a tu bebé a dormir mejor en verano, donde encontrarás claves sencillas que pueden marcar la diferencia durante las noches más calurosas. También te recomendamos este otro donde explicamos cómo lograr que tu bebé duerma toda la noche mejorando el descanso de toda la familia.
Uno de los efectos del aire acondicionado es que reseca el ambiente, y eso puede afectar a la piel o las mucosas del bebé. Si notas que se le secan los labios o que tiene mocos espesos, quizá sea buena idea usar un humidificador de vapor frío, o simplemente dejar un recipiente con agua en la habitación.
Y algo que no se dice tanto, pero es clave: los filtros. Mantén limpio tu aparato de aire acondicionado. Los filtros sucios acumulan polvo, bacterias o incluso hongos, que pueden irritar las vías respiratorias. Una limpieza regular hace toda la diferencia.
Usar aire acondicionado con bebés no es un problema si lo haces con cabeza. Baja temperatura no es sinónimo de bienestar. Lo más importante es que el entorno sea cómodo, el aire no le dé directamente, y que observes cómo se siente tu bebé.
Si te fijas en él, notarás enseguida si algo le incomoda. Y si tú estás tranquilo, también lo estará él. Muchas veces, el aire acondicionado bien usado ayuda a que todos descanséis mejor, sin necesidad de pasar calor ni estar en alerta constante. Además, puedes echarle un vistazo a estos consejos para que tu bebé duerma mejor en momentos de calor.
Y si te apetece seguir informándote sobre el bienestar de tu bebé y cómo cuidar de su entorno día a día, puedes echar un vistazo a la guía para padres de Humana. Encontrarás consejos útiles y sencillos, pensados para acompañarte en el día a día.